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martes, 31 de octubre de 2017

Vacío

Flotar ingrávido sin caer a ningún lado, profunda sensación es la de estar a millones y millones de cualesquiera unidad humana de longitud de cualquier otro ser.

Todo permanece, sin días, sin noche, la eterna visión de las estrellas impávidas e inmóviles y de los restos de chatarra a mi alrededor, lo único que cambia, alejándose en trayectorias rectas separándose cada precioso pedazo marcando  un tiempo que fluye.

Quiero caer, caer con fuerza a algún sitio, sentir el tirón grávido en mi estómago. Quiero que algo cambie.

Moriré de sed, moriré de hambre, flotando eternamente en el espacio. Jamás seres conscientes encontrarán mi cuerpo.


Nada, que estaba triste y escribo unas líneas. Y pensando que nadie lee este blog me ha parecido que era como el pobre astronauta, vagando por el espacio y los restos de su nave fragmentos que se separan. ¡Que angustia! ¡Qué soledad más absoluta!¡Qué sin sentido! Al menos estar en un mundo aunque fuese solo, pero con la compañía de otros seres vivos, de plantas, de un paisaje que admirar desde lo alto de un risco.

Bueno, la tristeza se me fue un poco, va y viene. Como a todo el mundo, supongo, o a lo mejor simplemente es un subidón o un bajón de algún tipo de neurotransmisor o de otra sustancia sicotrópica natural. O simplemente es el peso de la vida. No sé si a vosotros, que no me leéis, os pesa de vez en cuanto la vida. ¿Os pesa la vida? ¡No hablo de suicidio! No, que va, solo de esa tristeza que se manifiesta continuamente, a veces con causa pero no siempre. O sentir la futilidad de todo, de cualquier acción, de la vida misma. Es pensar por ejemplo en alguien al que quieres y en un momento sentir que su vida a empezado y ha acabado y ya no está. Es difícil de explicar, sensaciones.

Este blog fue un intento de escribir, explorar si era capaz de expresar sentimientos o narrar una novela. Nada, no valgo para eso, aunque no se me da mal escribir, pero donde no hay. Al final de la vida todo es una decepción cuando uno engreído empezaba la partida con ego excesivamente hinchado. Quizá flote como el astronauta, los pedazos de mi nave flotando y alejándose de mí sin nadie a mi alrededor.

Es una mierda, uno se hace viejo y queda la sensación de que algo había en la vida que tenía que hacer pero no ha llegado a descubrirlo, o aún peor, que uno vino a la vida para no esperar nada de ella. Debo de sentirme triste de verdad leyendo lo que escribo, es como una vida terminada que se mueve por inercia. El tirón grávido en el estómago no lo siento. El amor debería de ser un estado de placidez, en ese caso en mi no hay amor, solo vacío.


jueves, 14 de mayo de 2015

El origen del universo

Flotas en el cálido líquido del apretado vientre de tu madre. El universo es un vientre materno, calor, alimento y amor.

No llegamos a tomar conciencia de donde estuvimos ni de quién nos alimentó cuando aún no vimos nada de este mundo, por que cuando ya empezamos a tomar conciencia de nosotros mismos y del mundo, el parto que nos alumbró quedó atrás, en una época donde no teníamos recuerdos. Todos hemos salido del vientre de una mujer, del de nuestras madres, amorosas y dadoras de vida.

e-book

Recorriendo la biblioteca llena de mohosos libros y polvo, leo los títulos de un invento arcano a mi disposición. Tapas en rústica, blandas, duras, ediciones de bolsillo, enciclopedias.. grandes, pequeños...con colores.

Únicos e individuales.

Compartibles.

Mecánicos, orgánicos, viejos, nuevos.

Les puse en un dispositivo electrónico que se los tragó y dejaron de ser únicos y divisibles. Ya no son accesibles, están ocultos a la vista. Mi hijo Pierre recorre ahora los estantes, el paisaje ha cambiado. Ya no existe el bosque abigarrado de hojas muertas y tapas coloridas, solo silicio en un rincón.

Ahora hay cosas más superficialmente atractivas, trampas electrónicas que te mantienen en la superficie de una conciencia de relaciones laxas y verdades medio aprendidas. Un carrusel de colores que atrapan la atención llevándola de un lado a otro al ritmo de un reloj electrónico.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Inmaculado

Querer que el lenguaje no evolucione es anclarse en el pasado, pretender seguir siempre joven, que no pase el tiempo. Es pretender la eternidad en la que uno vive el mismo momento infinito. El tiempo es evolución, progreso que anuncia la muerte y el regreso de un nuevo ciclo. La mutabilidad de infinitos momentos que se suceden, la evolución del lenguaje adaptado a las nuevas generaciones que nos suceden, listo para describir las nuevas vivencias y representar las relaciones entre grupos de distintas lenguas y culturas.