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lunes, 25 de octubre de 2010

La soledad del corredor de fondo, calles de Entrevías, 03:?? horas.

En ese momento no era una gota en el espacio infinito, la infima parte de lo más ínfimo del universo: era el jodido universo entero. Un universo donde no cabía nada más que una brecha infinita, una caida en un vacío inabarcable que podía hacer estallar cerebros.

Los seguros de los coches hacían ruido, plástico golpeando..."tchac"... al acercarme a ellos en el semaforo y cruzar camino del parque.  Pizza en el estómago tras una noche agradable de cena y pacharanes, no muchos, la mente consciente.

El abismo se abre justo delante mío y empiezo a correr, engullido por la pizza de mi estómago, sólo algún kilometro, lo justo para poder descansar, eso es lo que me hace falta.

La noche me envuelve y agranda el abismo de mi profunda soledad, mi vacío que apenas llena la pizza de mi estómago.

Es duro, para algunos, nacer y criarse en Entrevías. Si eres afortunado, la mierda solo te salpica un poco y, quizás, te haga más fuerte.

Corro intentando relajar la mente, que el cuerpo caiga vencido por el cansancio, los árboles me dan un poco de realidad, lo único acogedor en este pequeño y puto universo. Quiero reventar a correr, vomitar toda la angustia de mi estómago. El cuerpo, no obstante, apenas responde y vuelvo a casa, vencido por la angustia y el vacío.

Los colores cambian su tono y los grises son más grises. Lo que era dejó de ser, y el sentido se pierde en el abismo que te arranca el estómago empujándolo para abajo con fuerza. Las risas no han dejado paso al llanto, ¡ojala!, solo al inmenso vacío en el que palpita mi corazón que intenta estallar cada segundo. No sé por qué nombro a Dios en este párrafo, hoy Dios se fue a casa enfermo. Hoy Dios dejó de existir, dejó de existir arriba y abajo, el amor y la guerra. La razón, hoy, está de baja por enfermedad.

En este puto Universo, hoy, solo hay un hombre delgado con aspecto de yonki corriendo por las calles de Entrevías, bendita seas.