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miércoles, 23 de mayo de 2012

Tengo la opinión en la cama, pero la duda y la crítica no

Y es que internet es... una burbuja, de conocimiento. Como otras burbujas que lo han sido y lo son ésta también está sobrevalorada. Dios es otra burbuja, está muy sobrevalorado, que a estas alturas no sé si habrá más paz en el infierno, pero de eso se podrá hablar otro día.

Al tema, correos electrónicos que van y vienen, que si fulanito dijo o dejó de decir, el "corta-pega" da para mucho. Los blogs que se alimentan del pegado son multitud. Cada vez que me viene un correo (huelga decir ya electrónico) escrito por alguien famoso con alguna reflexión, normalmente a mi entender acertada (así es, cada uno recibe conforme a su ideología, ya que buscas amistades y conocidos con ideas afines) me pongo a buscar referencias en internet para ver la validez del escrito y lo encuentro reproducido en mil blogs como si fuesen pedazos de espejo o de un holograma partido en mil cachos (por poner un símil más tecnológico).

El escrito generalmente se publica en un blog de alguien conspicuo, por notable, ya que sabe ordenar sus ideas y escupirlas (esculpirlas) con gran acierto, cosa que envidio, mucho, muchísimo. Y aquí viene el corte y confección de algún sastre que le quita y pone (corta y pega) la autoría, le pone un lazo bonito y lo lanza en chorro de bits por la red.

Alguno de los correos, muy sesudos, esclarecen algún tema como la que me acaba de llegar sobre asuntos lingüísticos. Y hete aquí que a poco que escarbes ya encuentras el escrito opuesto, con un poco de suerte, con la referencia para poder validarlo. En este caso la RAE.

Ve al origen, en el origen es donde están todas las respestas, y alguna pregunta que no te atreves a plantearte (si entiendes esto último me lo explicas)

lunes, 21 de mayo de 2012

Si los viejos dogmas de fe no funcionan

Si los viejos dogmas de fe no funcionan, si el machacón sainete no conduce a nada, si no cambiar de actitud nos mantiene en la misma situación ¿por qué no cambiar, abrir la mente a nuevas experiencias, romper el molde de la educación recibida y de las verdades impuestas? Decrecimiento en lo accesorio puede significar crecimiento en lo vital.

jueves, 17 de mayo de 2012

Poco a poco al principio, rápido al final

No le di importancia cuando noté una de mis uñas un poco blanda. Al cabo del tiempo se fue separando de la piel y cayó al suelo. No quedó ahí la cosa, después de la primera, vino la segunda, la tercera, las uñas de los pies. Todas fueron cayendo. No dolía, no especialmente. Quizás por eso, por eso y por lo ocupado que estaba, no fui a que me viese un especialista. No es que no le diera importancia, es que iba postergando el momento de ver que me ocurría más preocupado por la rutina diaria que por un hecho circunstancial aparentemente sin importancia.

Un día no fueron las uñas que ya no me quedaban, empecé a ver cómo se me pelaba la piel de las yemas de los dedos, las de todos los dedos.

En el plazo de una semana la piel desapareció, era la carne viva la que se veía. Empecé a preocuparme seriamente, ya empezaba a doler, y esto parecía un tanto peligroso. Pedía permisos en el trabajo para ir a un especialista. Luego a un segundo, un tercero, y así continué de especialista en especialista, ninguno sabía que pasaba, pero todos concluían que ya era tarde, la progresión de la enfermedad se había acelerado tanto que constataba cambios en mí solo en un día, en un día alguna parte de mi cuerpo, cada vez más grande, se perdía.

El dolor se volvió insoportable, era un cuerpo con muñones sanguinolentos. Desaparecí en mi propia impotencia.

Así me siento yo con la que nos está cayendo

domingo, 13 de mayo de 2012

De barrios y recuerdos

No existen los lugares salvo en nuestros recuerdos, recuerdos que cambian con el tiempo, a veces enriqueciéndose, otras empobreciéndose. Existen leyendas de vivencias pasadas pulidas por el tiempo  que viajan con nosotros, quisiera decir inmarcesibles, pero eso es una ilusión.


Mi vida ha cambiado en la misma forma en que yo he cambiado, pero resulto un necio cuando veo como ha cambiado aquel sitio en el que me he criado con cierto malestar. Se diría que alguien que a estas alturas no tiene miedo a los cambios y los acepta como hecho vital no tiene que sentir pesar por que su imagen mágica y de leyenda de ese reino sea ahora la de un reino perdido. Más aún cuando a veces los sitios no existen más allá de las personas y que estas personas arrastran siempre problemas más o menos similares sin relación con su lugar de procedencia.


Mi barrio, mi antiguo barrio era un lugar de gente desarraigada que buscaba un sitio mejor donde vivir, dónde al final encontraron conciencia de pertenecer a algo, que eso es el arraigo. El arraigo es importante, nos intentan convencer de lo contrario pués interesa que la gente se mueva y busque trabajo en otros sitios, pero más que se aisle de la comunidad y que actúe de forma individual. Pero el individuo no es nada por si mismo, no puede hacer frente a esos poderes que le machacan. Uno sólo no puede con todo el peso de lo que está torcido en esta sociedad. El arraigo no es un método de lucha, no es un lugar físico, es el lugar en donde uno encuetra un significado a su vida, es una relación, es un comunicación, una ruptura de la soledad, un puente sicólógico hacia los demás que nos libra de la locura. Es dónde encontramos la fuerza para continuar sin muletas, alejados de la feria y las luces de colores que saturan nuestros sentidos.


En fin, todo es leyenda, mi conocimiento es leyenda, pues yo siempre he vivido con la lectura de las señales, nunca me he implicado en esos movimientos vecinales que existían para intentar solucionar la vida de las personas.


El trazo de mi vida, como el de muchas personas, se traza con la tinta de las circunstancias, pero una de las circunstancias más importante tenemos que ser nosotros mismo.


Hoy leo en prensa una noticia del que ha sido mi barrio toda la vida y que sicológicamente sigue siéndolo. He encontrado una referencia de una conocida, o eso creo, por que el apellido no lo recuerdo o nunca lo fijé en mi cabeza. Quiero llamar a un amigo para contárselo, se que él lee de vez en cuando este blog, tengo que acordarme, pero imagino que pasará el tiempo y se me olvidará

martes, 8 de mayo de 2012

La vida es injusta muchas veces

Algunas veces la vida es injusta. Venga esforzarte, y no obtienes recompensa. A veces dirías que nada te viene de cara y la frustración se vuelve inmensa. Nos deprimimos. Y ahí estamos, con esa sensación de no haber conseguido lo justo, aquello por lo que hemos luchado. Y después...después empezamos a pensar que quizás lo justo es una meta inalcanzable, quizás no sea para nosotros. Lo justo se nos vuelve inmerecido. Y ahí estamos, sí, metidos en un círculo vicioso del que no salimos, donde las metas se vuelven inalcanzables. La vida se convierte en una gymkana formada por escaleras de peldaños de 1,80.


Ahí estamos, deprimidos por no haber conseguido lo justo que a estas alturas ya es inmerecido y pensando que de haberlo sabido, mejor no haber salido de casa. Pensamos: ¡al resto de la gente le viene solo sin mayor esfuerzo!


Deprimido, pero tienes que decir: ¡hey tío, vale ya! ¡Me estoy perdiendo lo mejor! Puede que no seamos los reyes de la fiesta, lo que importa es divertirse en la fiesta. A nuestra orilla las olas del mar nos dejan muchas cosas. Podemos hacernos una choza chula con los palos y velas de los naufragios, vivir de los cocos y poco más. Podemos luchar en alcanzar lo necesario en vez de en lo ilusorio. No sentirnos tan frustrados o buscando lo inmerecido, cuando aquello en lo que nos hemos esforzado tanto en realidad está determinado por condicionantes que se nos escapa. Lo necesario, lo que nos divierte, lo que nos sirve y nos alienta, lo que no requiere de recompensa por que la recompensa está en ello.

A veces escribo para soltar angustia, o solamente por que me ronda algo por la cabeza, pero escribo para leerme y hablar a mi corazón. Cuando lo hago para hablarme disfruto. Dirígete a tu corazón. No te esfuerces por ser escuchado, pero tampoco hables en voz baja. Esfuerzate por escucharte, pero no intentes esconderte. Dale a los demás la oportunidad de conocer a una gran persona, a un ser fantástico. Al menos para que aquellos que sepan apreciarlo puedan verlo, y date la vuelta ante los que no están dispuestos a apreciarlo.

viernes, 4 de mayo de 2012

La generación perdida, efectos de crisis

El testimonio inicial es demoledor, indicativo de algo que pasa, que nos lo imaginamos, de lo que los políticos no hablan, apenas los medios de comunicación y con lo que, por eso, no contactamos del todo.

¿Cuantos dramas está generando esta crisis? Y a pesar de estos dramas, se habla de salvar a los bancos que no salvan a los desahuciados por no pagar las hipotecas, se habla de recortes cuando se ha gastado en aeropuertos inútiles o ciudades de las ciencias que han costado 1000 millones de euros y demás despropósitos de dirigente megalómanos, ¡que es si no erigir una estatua al cacique de Castellón!, que nos llevan a la ruina.

Es paradójico, diría gracioso si la situación fuese otra: invertir en ciudades de la ciencia y descuidar la ciencia. Subvencionar las corridas de toros y descuidar la educación. País casposo, cuanto tiempo podrá aguantar la gente antes de volver a quemar iglesias. Cuanto sufrimiento es capaz de almacenar la población española.

¿Cuándo el gobierno de turno se preocupará por construir colegios y obras útiles que retornen beneficio al conjunto del país, al común de los ciudadanos, a la comunidad?

Sociedad, que palabra tan bonita y tan vacía de contenido. Sociedad, asociación...asociación, colaboración...colaboración, comunidad...comunidad, sociedad. Es un círculo que algunos no ven, un círculo integrador dónde no se puede dejar a nadie. Es un círculo de compromiso, soliradidad, empatía, colaboración, conjunción de esfuerzos, risas y desgracias compartidas.

Sí a los bancos y grandes corporaciones les va bien a nosotros nos va bien, así nos razonan. Subvencionan grandes empresas y obras faraónicas, pero solo un 20% de la riqueza que generan nos debe de llegar a los pobres mortales amortajados por el peso de nuestras hipotecas y de nuestros trabajos mileuristas.

Los trabajadores somos gastos fijos de las grandes corporaciones, no hay sociedad. La sociedad se acabó, la acabaron ellos, los que solo quieren el estado para controlar a las masas disociadas, y que lo sean por siempre. No quieren que se tome conciencia de lo que es la sociedad, no quieren que la gente se asocie, no se quieren que la gente comparta sus dichas y desdichas, por que entonces se levantaría un sunami de conciencia que sería imparable.

Pervertidores de la palabra, amos de la mentira, sicópatas de la sociedad, esos son los que nos gobiernan y cuidan del supuesto bien general, que es el de un escaso porcentaje de la gente.