Translate

viernes, 7 de diciembre de 2012

Breve relato de un adicto al café ahora también a las endorfinas

El estómago se me está volviendo del revés pero quiero alcanzar un poco más. 

Me pregunto que hago yo trabajando de informático en una fábrica de batidoras.

Aunque se me vuelva todo el estómago del revés llegaré hasta el horizonte mientras los árboles viajan para atrás. Hoy soy yo el que va por delante. Ahí veo otra presa.

A mí en realidad, gustarme gustarme, me gusta soñar. No hay otra tarea que por rutinaria pueda terminar por satisfacerme si distrae la mente de soñar. Pero soñando no ganas para comer.

Acelero el paso un poco más y el estómago se vuelve un poco más del revés, me quedaría ahí mismo apoyado en un árbol vomitando todo cuanto pudiese vomitar. Alcanzo a mi presa, la supero, la dejo atrás. Hoy soy yo el que va por delante.

Mi casa debería de tener habitaciones con paredes hechas de palabras: palabras de sueños en la habitación de dormir, palabras de recetas para cocinar en la cocina, palabras de amor y amistad en el comedor. Una habitación solo de paredes blancas con una silla, una mesa con folios y pluma frente a una ventana al campo, con un poco de frío. Esta habitación es para soñar.

Paso al lado del colegio, alcanzo hasta el concesionario de coches, voy aumentando mi resistencia. El aire enfría los pulmones y sudo, el estomago se vuelve del revés y quiero vomitar, sigo corriendo y ya doy la vuelta pensando en, y no queriendo, si tendré que parar a vomitar.

Veo otra presa, cálculo el ritmo y veo que la alcanzaré si ninguno de los dos cambia de dirección, mantengo el ritmo pensando que el estómago terminará por darse la vuelta y soltar todo el desayuno. Soy un cafeinómano, no puedo retrasar el desayuno con café ni aún cuando voy a salir a correr. Soy consciente que lo voy a pagar, que me voy a sentir enfermo con el estómago revuelto. La cabeza es otra cosa. La cabeza debe de ser por culpa del mercurio que llevo en la boca y que he ido tragando a lo largo de los años.

Marta Salvador ha escrito un libro, amiga de un amigo. "Hormigas trepando montañas de azúcar". Ya leí suyos dos relatos cortos y me gustaron. Suyos leí dos relatos cortos y me gustaron. Leí suyos dos relatos cortos y me gustaron. Suyos leí dos relatos cortos y me gustaron ¿por qué  me gustan los giros enrevesados?

Paso al lado del concesionario, dejo atrás el colegio, busco el sol para calentar el cuerpo, la cabeza duele, el estómago se vuelve del revés, me siento enfermo y sigo corriendo pensando en el articulo que leí de "caballo blanco". Vivir para correr, correr  por correr. Vivir sin nada, nada más que correr.

Siento un poco de envidia, pero me pone contento que alguien cercano a mi haya escrito un libro. Creo que una señora que coge todas las mañanas el autobús conmigo también ha escrito un libro y ha ganado un concurso de microrelatos en una radio, pero me quedo con Marta. Escribe sencillo y bonito, sin querer llegar a nada distinto a decir lo que quiere decir, y tiene cosas que decir. 

No vale tener 100.000 monos, un millón de monos, un trillón de monos tecleando con sus iPads letras y luego seleccionar las que tengan sentido. O coger el scrable y tirar las piezas y moverlas con la esperanza de que queden bonitas

Estoy llegando deseando esa sensación de placer y relajación mientras camino hacia casa sintiendo como se mueven las piernas de forma automática. Moviéndome placenteramente, pasando al lado de la gente, moviéndome como de normal no hago, sintiendo todo mi cuerpo desplazándose por el universo.

El estomago no terminó de volverse del revés, pero el mercurio de mi cerebro no se ha ido, me duele la cabeza. Tengo el cuerpo empapado y pienso que feliz sería de poder vivir sin nada y sin trabajar de informático en esa fábrica de batidoras, pudiendo soñar todo el día.

2 comentarios:

  1. Yo tengo que vomitar tambien, no solo en sentido figurado tambien en el fisico. Vomitar lo que no he querido comer y he comido durante muchos años. Vomitar de asco, de dolor, de rabia, de pena, de angustias mal digeridas.
    En mi carrera particular ralentizare los movimientos y los movimientos seran como esas imagenes de las camaras de alta velocidad, donde no te pierdes detalle de lo que esta ocurriendo. Sera tan lento que entre fotograma y fotograma me dara tiempo a echarme un sueñecito gustoso sin perder detalle.

    ResponderEliminar
  2. Y una "M" nadie que yo sepa medita corriendo. Ni diciendomelo el mismisimo Dalai Lama me lo creo.
    Tu mismo lo dices "sentirse mal" claro como vas a definirlo si es un sentimiento, ya puedes afinar con todas las palabras y frases que quieras, te aseguro que ni te acercaras.
    De lo que si estoy deacuerdo es en que somos responsables de nuestras vidas y de que cada uno a tragado lo suyo ( que esto lo digo sin acritud).
    Es que no se por donde pillar el texto, ni a ti dentro de el. haces comentarios del trabajo, de no se que decoracion de las habitaciones, de meditar, de un libro de una amiga, de que te gusta soñar, etc... En definitiva que estoy un poco perdido, cuando uno corre uno esta sudoroso, cansado, asfixiado, no se... Un abrazo, hablamos pronto.

















    ResponderEliminar