Translate

domingo, 18 de marzo de 2012

Chechesapeik

Soy un hombre maduro, un niño grande. Jamás entendí el mecanismo, el molde preciso en el que fui introducido durante años. Llegar a comprender que soy un animal y que no trasciendo nada me llevó mucho tiempo.


Serían los miedos de mamá, el horror hacia el sexo de una educación pasada, de una cultura del ama de casa atada a la pata de la mesa y siempre dispuesta a adorar y servir a su señor, un marido ingrato que llegaba todas las noches borracho a casa. Que sexo vergonzoso tuvieron que vivir muchas de nuestras madres. Madres que no pudieron elegir cuando quedar embarazadas, cuando tener un orgasmo si es que le perdían el miedo a tenerlos. ¿Qué educación puede dar una mamá así?


Sería el miedo pavoroso de verle llegar todas las noches borracho, miedo que con tiempo se convirtió en vergüenza. Papá, el que nunca estuvo y que nada sabía de mí, pero que presumía como con cualquier otra de sus propiedades a la que nunca dió brillo y de la que nunca se preocupó. Éste sí puedo decir que educación puede dar, ninguna, lo cual puede ser bueno.


Fuí tomando forma, por encima de todo y sin comprender, y tuve que romper el molde que empujaba hacia abajo mis hombros y apretaba con fuerza el estómago impidiéndome la respiración. De todo lo malo, esto es lo peor, no poder respirar y no darte cuenta pensando que es lo normal. Hasta que descubres que el aire puede entrar libre a los pulmones, con el tiempo aprendes a desanudar la opresión del estomago que evita que se eleve con la respiración.


Tumbado en la cama, un torbellino de pensamiento que voy atrapando, temeroso me hace levantar el miedo a que suba por los cielos. Semi-inconsciente sé que cuando alcance el ordenador se habrá diluido. Chechesapeik, tumbado en la cama me viene esta palabra que no se que significa y veo que el pensamiento se va, bajo a encender el ordenador y escribir estas palabras antes de prepararme un café.


Al final queda lo que ves, y yo me levanto a prepararme un café, sin rencor pues solo era un recuerdo de este animal que respira, vive y siente, sin vergüenza ni miedo, sin sentir lastima por nada, ni aún por lo que pudiera parecer un tiempo perdido.


Soy el vikingo que pasó años y años en la casa de ceniza, alimentándose de ceniza y de la nada más absoluta para salir convertido en guerrero. El guerrero intrascendente, el guerrero de la nada, el que sabe que nada es lo que sustenta el mundo y que el fuego que calienta desde dentro es el mejor. Como tomarse un caldo calentito en una mañana fría, calienta el estomago pero reconforta el alma.


Solo una última cosa, respira...

1 comentario:

  1. Pués, más o menos, es un lugar que existe:http://es.wikipedia.org/wiki/Bah%C3%ADa_de_Chesapeake

    Es la bahía de Chesapeake que un tiempo después de escribir la entrada em la encontré en un artículo que hablaba de la contaminación en sus aguas.

    ResponderEliminar