Translate

miércoles, 9 de octubre de 2013

Estamos muertos.

Estamos muertos. Caminamos y no encontramos calidez en nuestros actos. La responsabilidad nos agobia, la mente no encuentra descanso. No hay amor ni sentimientos que calienten el cuerpo, no hay una chispa de imaginación ni un prometedor pensamiento que ocupe nuestra mente. No hay decisiones limpias, todo queda impuro y condicionado por una forma de ver y entender el mundo que nos hace movernos sin parar como si de esa forma, y solo de esa, pudiésemos mantener el equilibrio. No tenemos agallas para coger el control, para dejar de sentir lo que no queremos, lo que nos han metido tan dentro, tan profundamente dentro, que ya no sabemos diferenciarlo de nosotros mismos. Nos da miedo concebir que podamos andar por otro camino de tan marcada que tenemos la senda por los que nos precedieron.

Y mientras andamos y andamos y seguimos andando sin parar, nuestro destino nos alcanza cuando las suelas de nuestros zapatos ya están completamente desgastadas. Y no podemos hacer ya nada, viendo como no tuvimos un momento para parar y mirar y ver quienes somos.

3 comentarios:

  1. Comentó en cierta ocasión el filosofo catalán Miguel Argullol algo muy parecido a lo que tu dices en esta entrada del blog. Mas o menos el venia a decir que la humanidad se encuentra en un momento importante y delicado como en el filo de un cuchillo en el que por un lado estaba la promesa de un nuevo renacimiento del hombre y por el otro la amenaza de una era oscura. Tambien criticaba la falta de imaginación, desorientación y esa desilusión que nos invade.

    ResponderEliminar
  2. Supongo que lo qué decía el filósofo era más profundo que lo mío. Eso sí, lo que yo digo es lo que veo en la única persona de la que tengo referencia clara: yo mismo. Pero es cierto lo que cuentas, la gente está pasivizada, dormida. A todo el mundo le parece bien todo, las cosas son como deben de ser, piensan. Nadie cuestiona nada y lo que se sale del camino no puede ser bueno.

    La imaginación, es verdad, no hay chispa de imaginación, pero por que, pienso yo, estamos tan perdidos, tan alejados de nosotros mismos, que no tenemos una pizca de originalidad. Somos zombies, unos cuerpos que se mueven más por inercia que por vida. Nos falta ese calor reconfortante de saber quienes somos aunque no seamos capaces de decirlo. El saber cuando comes que lo haces por que te apetece, el saber que cuando paseas lo haces por que te apetece, el saber qué es lo que te apetece.

    Saludos, amigo.

    ResponderEliminar
  3. Lo peor no creo que sea ya estar muerto. Quiza sea aun peor que los asesinos se queden de pie, esos que no se arrugan, que no tienen redaños, ni corazon, ni compasion. Vanagloriandose de su obra.

    ResponderEliminar