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miércoles, 29 de julio de 2009

Dejar a la mente divagar

Parecía que esto se iba a acabar, que pronto dejaría de escribir en este blog, pero resulta que es todo lo contrario y muchas cosas se quedan en el tintero por que, cuando se me ocurren no estoy en disposición de escribirlas y cuando querría ya se me han olvidado. No estaría mal ir por la calle con una pizarra colgada del cuello... mejor una libreta pequeña o una PDA para poder anotar las cosas que se me van ocurriendo.


Escribir en este blog se me está volviendo un poco adictivo. A veces, como con este post, se trata solo de escribir sin un objetivo claro y divagando sin más. Si hubiese anotado alguna de las cosas que estaba pensando ayer, aunque solo hubiera sido como notas, quizás no divagaría y escribiría sobre algo concreto. Pero, las cosas en las que pensaba ayer, ¡ya eran divagaciones!. Las mejores ideas se nos ocurren cuando menos nos lo esperamos, estamos tranquilos y la mente relajada se fija en algunos pensamientos y divagaciones sin saber por qué y que nos causan cierta satisfacción.

Hablo de mi experiencia, que a fin de cuentas es de lo poco en esta vida que tengo cierto. Eso y que algún día vamos a dejar de existir.


Alguna vez leí que en las empresas japonesas los empleados van con una libreta (ahora a saber lo que llevarán estos japoneses) para anotar todas las cosas que se les iba ocurriendo. Alguna de ellas, por absurda que pareciese, podría ser una idea genial e innovadora.

Cuando leí "Las Cosmicómicas" (si no me equivoco en el título) de Ítalo Calvino, en una ocasión, con sueño y a medida que mi consciencia se sumergía en los brazos de Morfeo, la realidad de la lectura se mezcló con las ensoñaciones de la inconsciencia y en mi mente se recrearon los personajes de la novela, dinosaurios estelares de una época anterior a cualquier época viviendo entre las galaxias, bebiendo el polvo estelar, jugando con los planetas en un tiempo eterno.

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